Esta fue mi cuarta estancia en este hotel-balneario (y la séptima en los de la cadena Castilla Termal), y no será la última. A mi hija (de 6,5 años), a mi pareja y a mí nos encantan tanto el hotel como sus piscinas, su cocina, y su personal, siempre muy amable.
En esta ocasión probamos por primera vez la piscina de verano, que en las anteriores ocasiones estaba cerrada, y, debido a la CoViD-19, la piscina termal (que no es solo interior, porque tiene una parte al aire libre) estaba casi vacía por las mañanas, con lo que la disfrutamos mucho más que en nuestras visitas anteriores. Por otra parte, también nos gusta mucho la comida que sirven: el desayuno es variado y de calidad, y la cafetería es una muy buena opción para una cena informal sin renunciar a (dar a) probar platos originales.